miércoles, 19 de enero de 2011

El crimen de una niñez hambrienta

Daniel E. Benadava
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación la Argentina, cuyos habitantes representan el 0,65% de la población mundial, produce el 1,61% de la carne y el 1,51% de los cereales que se consumen mundialmente.
En este escenario resulta perverso que, de acuerdo al último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, un 27.9% de los niños se encuentren expuestos a situaciones de riesgo alimentario de los cuales un 6% experimenta hambre frecuentemente; y si se toma en cuenta específicamente a los niños de estratos socioeconómicos muy bajos se estima que el 60% se haya en situación de riesgo alimentario de los cuales el 26% padece hambre usualmente.
También resulta siniestro que, de acuerdo al Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil, en una de cada dos muertes que suceden en niños menores de 5 años la desnutrición juega un papel importante; por cada niño que muere antes de los 5 años existen 6 niños que sobreviven con desnutrición crónica y 23 niños a los que les falta hierro y desarrollan anemia; y, mientras que a nivel nacional 8 de cada 100 niños padecen desnutrición crónica, en el norte argentino 1 de cada 7 niños tiene desnutrición crónica.
Por su parte el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, donde confluyen 400 instituciones no gubernamentales que trabajan con niños pobres cuyas vidas están en riesgo, sostiene que estos chicos que mueren cada día -como tributos de sangre- no forman parte de ninguna agenda. Los cuerpos de los pequeños siempre son un poema, no obstante para los que sobreviven la desnutrición los deja mutilados. Miradas perdidas. Vejeces prematuras. Afectos vacíos, mundos inimaginables.
Ahora bien estas cifras aluden a la deuda interna que tienen los dirigentes argentinos con millones de acreedores pequeños, y hambrientos, que reciben las migajas del desarrollo económico de un país que continúa priorizando el pago a los organismos internacionales por sobre la alimentación de sus jóvenes hacia quienes destina planes sociales que, mayoritariamente, no logran modificar la situación de pobreza estructural en la que viven.
Así, por ejemplo, hace poco mas de un año se puso en marcha la Asignación Universal por Hijo que, si bien tiene como objetivo ayudar a los padres de hijos menores de 18 años pobres, resulta deficitaria ya que el dinero que cobran los beneficiarios no alcanza para cubrir las necesidades de sus chicos y, además, no la perciben quienes carecen de documento (cuestión usual entre los carenciados), trabajaron siempre en el circuito informal de la economía y no están registrados en la Seguridad Social (por no haber trabajado nunca en blanco ni percibido ningún plan social), o tienen hijos que no están vacunados ni escolarizados (requisitos que no se le pide a empleado formal para cobrar la Asignación Familiar por Hijo).
...
(*) Este texto fue originalmente publicado en la edición 274 de la Revista Alandar.

Rockultural...Una vista más del terrible modelo agrominero que impulsa el gobierno "Nacional y Popular" y de los "DD.HH." de doña Cristina Fernandez, en el que los alimentos son cada vez mas costosos y los salarios de los obreros, cada vez más pobres.. Matar un chico de hambre es un delito de lesa humanidad y estos "funcionarios ejemplares" merecerían pagar con el juicio popular y el castigo ejemplar, por someter y marginar a nuestro pueblo a cambio de seguir llenando arcas propias y ajenas.
¡Basta de repartir dádivas para los empresarios y migajas para el pueblo!
Ante el Hambre y la Represión, ¡Lucha y Organización!

No hay comentarios:

Publicar un comentario