(Rebelión)
Hoy domingo (10 de abril) se realizarán las elecciones presidenciales en Perú.
Oficialmente votaran 19’949,915, peruanos. De esta suma cerca de 800 mil lo harán en el extranjero, la mayoría de estos son ciudadanos que salieron huyendo de la pobreza en este país.
La propaganda oficial dice que estos comicios resultan decisivos para el pueblo peruano. No hay ninguna razón de pensar que estas elecciones serán diferentes a las anteriores que fueron una estafa organizada desde el Estado para que individuos como Fujimori, Toledo y Alan García lleguen a la presidencia. Desde
hace cerca de 200 años los grupos de poder utilizan los procesos electorales, no como mecanismo democrático, sino como instrumento para mantener un sistema político corrompido que ha hecho del Perú un país sin leyes donde cualquier delincuente puede postular al sillón presidencial o a un puesto parlamentario.
El carácter de estas elecciones están determinadas por dos factores fundamentales: Uno, se trata de la estructura de poder en este país, cuyos representantes políticos han hecho del Perú una republica caricaturesca para que individuos inescrupulosos, piratas y forajidos se sientan con derecho a
participar en la carrera presidencial. Un ejemplo de esto es el caso Keiko Fujimori, la hija del sentenciado Alberto Fujimori, que en lugar de ser candidata, debería estar acusada y en prisión por complicidad con criminales y mafiosos. Dos, estas elecciones tienen como base una aguda crisis de representatividad política y legalidad que envuelve a todas las organizaciones partidarias de este país. Los partidos políticos tradicionales (derecha e izquierda) son organizaciones delincuenciales y funcionan como bandas de
forajidos sin ninguna línea ni ideológica ni política. Solo buscan el usufructo y la ganancia fácil a través del robo, el contrabando y otros delitos que se cometen en las instituciones del Estado.
La expresión más notoria de esta situación es la desaparición de la izquierda peruana que hasta inicios de los años 80 se llamaba revolucionaria y socialista. La descomposición de esta izquierda es tan grave que ahora sostiene a Ollanta Humala (Gana Perú) un jefe militar de la época de Alberto Fujimori acusado de crímenes de guerra. Este ex oficial del ejercito actuaba bajo el apelativo de “capitán Carlos y fue acusado de tortura y desaparición de un grupo de personas en 1992 cuando dirigía la base contrasubversiva de Madre Mía
en San Martín. Que el corrupto poder judicial peruano haya archivado las investigaciones preliminares contra este militar, no significa que las acusaciones hayan sido falsas. Basta recordar que Alan García en su primer gobierno (1985-1990) cometió una serie de delitos penales. Fue acusado de crímenes de centenas de prisioneros, de organizar grupos paramilitares, corrupción, enriquecimiento ilícito y conexión con el narcotráfico internacional, pero sin embargo nunca fue sancionado. Al contrario salio “limpio” y postulo a las elecciones y ganó una vez mas la presidencia del país.
¿Humala de izquierda?
La prensa fuera del Perú ubica a Humala como el candidato nacionalista y de la izquierda peruana. Muchas veces la CIA americana en combinación con los grupos de poder locales ha fabricado fantoches políticos que se presentan como “nacionalistas”, “renovadores” “progresistas” y hasta "antiimperialistas". Hay
muchos ejemplos de esta naturaleza y no solo en Perú sino en todo America Latina. El caso peruano más patético y evidente al respecto es la forma en que Alberto Fujimori inició su carrera política. Fujimori hasta antes de 1990 era un oscuro profesor de Universidad y agente vendedor de casas en Lima. De
repente saltó a la palestra y se convirtió en el candidato electoral “opositor de la derecha”. Su campaña electoral la hizo conduciendo un viejo tractor que lo convirtió en símbolo de trabajo y producción. La izquierda oficial lo llamo el “chinito del pueblo” y con su voto se hizo del poder cuando ya todo el mundo
conocía que tras su candidatura estaba la mano de la CIA y de las fuerzas armadas.
Lo mismo ocurrió en 1985 con la candidatura electoral de Alan García. Este utilizó un discurso populista y declaró estar en contra del enriquecimiento de las transnacionales. Amenazó con expropiar la banca y la industria extranjera.
Hizo amagues para negar el pago de la deuda externa (al final pagó mas de la cuenta) y estuvo en contra del bloqueo americano contra Cuba. Fue presidente con el “voto popular” y de la izquierda que una vez mas fue cómplice de regimenes corruptos y sanguinarios. El gobierno de este aprista se hundió en la corrupción e impuso una violenta reprensión contra los trabajadores. La misma historia se repitió el año 2001 con Alejandro Toledo quien para la publicidad electoral fue el candidato del “Peru profundo”, “cholo, pobre, que salió “adelante con su esfuerzo”. Se dijo que con Toledo se “derrotaba a la derecha” y que las clases dominantes perdían el poder. El borrachín Toledo, tan derechista y reaccionario como el mismo Fujimori, llegó al gobierno con el apoyo de la izquierda que una vez más vendió su alma al diablo por un escupitajo del poder.
No hay ninguna prueba que muestre que Ollanta Humala es de izquierda o mínimamente progresista. Al el contrario todo conduce a mostrar la perversión política de este candidato. Su falacia como político de izquierda no tiene ningún asidero. Según documentos revelados por WikiLeaks (publicados por El
Comercio), al principio la Embajada de Estados Unidos lo fichó como “el candidato ultranacionalista antisistema”, pero con el tiempo lo empezaron a identificar simplemente como “el líder del Partido Nacionalista”. Los cables diplomáticos revisados hasta el momento dan cuenta de que Ollanta Humala visitó
al menos una vez al año al embajador de EE.UU. en Lima entre el 2006 y el 2009. De las cuatro reuniones registradas, tres fueron a pedido de la embajada y una a solicitud del propio Humala…. ahora candidato presidencial de Gana Perú expresó su deseo de desarrollar buenas relaciones con EE.UU. desde la primera
reunión. En reiteradas oportunidades confesó su anhelo de viajar a ese país e incluso pidió ayuda para contactarse con el Partido Demócrata. Según la misma fuente el 26 de junio del 2008 Humala le dijo al embajador de los EE.UU. que él era un “pragmático” que podía salvar al país de los “radicales antisistema que podrían amenazar la estabilidad del Estado”. Agregando además, que era “nacionalista y no izquierdista”.
Cuando el “capitán Carlos” se vio descubierto en sus vínculos con los norteamericanos, su partido emitió un comunicado donde sin escrúpulos intento justificar las reuniones clandestinas entre Humala y los norteamericanos. “En dicha reunión nuestro candidato explicó a la diplomática que en un eventual gobierno de Gana Perú, Ollanta Humala, continuará las relaciones estrechas y amistosas con los EE.UU. tanto en el plano diplomático, como en el intercambio comercial y económico, preservando el mutuo interés en incrementar estos vínculos, con absoluta garantía para los inversionistas extranjeros y en particular para los estadounidenses. En este sentido aseguró que las relaciones bilaterales serán estrechas y fecundas para ambos países.” (Fuente El Diario El Comercio, 11 de marzo 2011).
Con el “capitán Carlos” (Ollanta Humala) se repite la historia electoral en este país en cuyo oscuro escenario político es propicio para que cada 5 años surjan farsantes que se hacen pasar como defensores del pueblo. Amat y León Puño, ya había visto este hecho desde el 2006 cuando anotó a propósito de Huamala y sus seguidores de la izquierda oficial, que los “sectores autodenominados “izquierda”, que han decidido apoyar a cierto candidato a la presidencia (elecciones 2006), el militar en retiro Ollanta Humala, que antes
que izquierdista, es un populista y demagogo. Lo peor de todo, es que estos sectores autodenominados “izquierda”, insisten en presentar a dicho candidato, como el representante de la izquierda nacional…Eso no solo es una falacia, sino que además, es un despropósito… no les importa que el candidato Ollanta, desde
que se lanzara a postular a la presidencia, haya cambiado, reiteradamente de discurso político, llegando incluso hasta la mentira (recuérdese que paso del rechazo total al TLC, a querer firmar uno; que primero negaba cualquier tipo de relación con el empresario “Siomi” Lerner y ahora si reconoce que este lo
financia)… Lo que es verdaderamente deprimente, es que esta pseudo izquierda no cesa de despotricar, en contra de los gobiernos electos en los comicios presidenciales.. Pero desde el año 85, los presidentes del Perú han sido electos con su apoyo”. (Miseria de la izquierda peruana o los izquierdistas miserables del Perú, autor Amat y León Puño. El Diario Internacional, 9 de septiembre 2006)
Aparte de su relación con la embajada norteamericana hay muchos motivos para dudar de la honestidad política de este militar. El origen del dinero para su campaña electoral y sus compañeros de ruta son elementos bastantes notorios del fraude que se ve venir con este izquierdista proveniente de los cuarteles
militares, y por qué no de los laboratorios de la CIA americana. Por ejemplo, el jefe de los personeros de Ollanta Humala es el coronel del Ejército en retiro, Luis Humberto Pereira Briceño quien fue acusado de ocultar (robar) el expediente correspondiente a la trayectoria militar de Humala cuando era jefe de la base contrainsurgente de Madre Mía donde se cometieron torturas y asesinatos de campesinos acusados de subversión. Este coronel en retiro es sindicado como agente encubierto de la CIA americana y entre 1990 y el año 2000 estuvo relacionado a Vladimiro Montesinos que trabajaba para la CIA. Como han eñalado algunos medios de comunicación el “trabajo” del coronel Pereira para ocultar las pruebas contra Humala ha evitado que el actual candidato presidencial de Gana Perú sea sancionado penalmente y retirado de la contienda electoral.
El financista de Humala
Salomón Lerner Ghitis es asesor y financista de Ollanta Humala. Este personaje, como lo han dichos diferentes medios de comunicación esta vinculados a importantes grupos de poder económicos en el Perú. Cuando era estudiante se unió a la organización estudiantil del APRA. Durante el régimen del dictador
Velasco Alvarado (1968-1975) fue gerente del monopolio estatal pesquero (EPCHAP). Cuando se vino a bajo el régimen velasquista se pasó inmediatamente al lado del general Morales Bermúdez, otro golpista. En 1985 colaboró con el desastroso gobierno de Alan García y se enriqueció con la compra de papeles de
la deuda externa. A partir de 1990 inicio su colaboración con el régimen de Alberto Fujimori y formó parte del directorio de Frecuencia Latina, canal de televisión vinculado al Servicio de Inteligencia Nacional de Montesinos. En el 2001 dio un salto y “trabajó» con el gobierno de Toledo. El gobierno de “todas
las sangres” le otorgo la presidencia de la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide) lo que le posibilito enriquecerse aun más. Durante el gobierno de Toledo se vio involucrado en negocio turbio del helicóptero
presidencial.
Personajes para todos los gustos
Nicolás Lynch Gamero (encargado del área de educación de Humala), como lo ha dicho un medio peruano, se “arrodilló” ante Toledo Manrique para juramentar como ministro de Educación. Javier Diez Canseco, ex militante de izquierda (convertido a las ideas de la socialdemocracia europea) ya en otra ocasión sostuvo la campaña presidencial de Alan Garcia, de Fujimori y de Toledo. Manuel Dammert, fue de izquierda y después de reengancho en el gobierno del APRA. Edmundo Murrugara, otro izquierdista que acabo de lava platos del gobierno de Toledo, antes apoyó a García y Fujimori. Sinesio López, otro personaje del grupo de Humala, fue un activista de la campaña electoral de Alberto Fujimori en 1990. Durante el gobierno de Toledo fue responsable de la Biblioteca Nacional. Carlos Tapia, parlamentario jubilado (con fraude) responsable de seguridad, narcotráfico y terrorismo de Humala, es dueño de una ONG y durante el fujimorismo aspiro a dirigir el ministerio del Interior. En esa apoca de crímenes masivos de la población fue conferencista en los centros de instrucción del ejercito y la policía.
El pueblo peruano por dignidad debería viciar su voto o simplemente no acudir al acto electoral. Participar en este proceso electoral es de por si solo, una forma de colaborar en una farsa montada para hacer de los trabajadores y el pueblo carneros que se conduce pacíficamente al matadero.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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