(Prensa Latina)
Por Yudith Diaz Gazán
La Habana, 19 abr (PL) La victoria de Playa Girón, tras declarar el carácter socialista de la Revolución cubana en 1961, representó uno de los factores políticos decisivos del periodo, cuya trascendencia rebasa hoy su momento histórico.
El 19 de abril de 1961 las tropas cubanas dirigidas por el líder de la Revolución, Fidel Castro, no dieron tregua al enemigo y a las 17:30 hora local de aquel día, la invasión mercenaria quedó derrotada.
Días antes -el 15 de abril de 1961- mientras la agrupación naval mercenaria navegaba rumbo a Cuba escoltada por buques norteamericanos de la Marina de Guerra, ocho bombarderos B-26 pilotados por mercenarios y pintados con insignias de la Fuerza Aérea cubana, bombardearon dos bases de la aviación y un aeropuerto civil.
En el entierro de las víctimas de los bombardeos no hubo sorpresa cuando Fidel Castro advirtió la inminente amenaza de invasión y proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Guardan vigencia las palabras de Fidel el 16 de abril de 1961: "Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba".
"Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices, que hayamos hecho una Revolución Socialista en las propias narices de los Estados Unidos", sentenció el estratega, cuyo mensaje cobra vida en cada joven de la nueva generación de cubanos.
El desembarco en Cuba de la Brigada mercenaria 2506 comenzó el 17 de abril y la misma reunía características similares a las unidades de asalto anfibio de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Tenía unos mil 500 hombres armados, tanques y artillería de campaña.
Las fuerzas cubanas estaban integradas por combatientes del Ejército Rebelde y de la Policía Nacional Revolucionaria, pero el grueso eran milicianos voluntarios con escasa o ninguna experiencia combativa.
Consumada la victoria de Playa Girón, el suceso fue considerado como la primera derrota militar de los norteamericanos en el siglo XX en la región, y así lo vivieron el presidente John F. Kennedy y el secretario de Estado Dean Rusk, cuando les avisaron que todo había terminado en desastre.
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