(La Voz Entrerriana)
Luis Zamora.
Los anuncios de la presidenta fortalecen el camino que venimos
denunciando hace años. Que no hay cambios estructurales. Que se acentúa
el modelo agroexportador casi de monocultivo basado en la soja
transgénica, el glifosato, el biocombustible, con concentración en la
propiedad de la tierra, fortalecimiento de los pools de siembra,
migración campesina forzada, desforestación, discriminación con los
pueblos originarios, represión en el campo, contaminación, erosión de la
tierra, mayor poder para las empresas multinacionales que monopolizan
el comercio exterior, dependencia de las necesidades de China, India,
Europa y EE.UU., pérdida de la soberanía alimentaria.
No es casual que hoy Clarín, vocero de la soja, editorializa: “Al fin, el campo también existe”. El gobierno lo llama “agroalimentario”, pero está pensado para seguir y aumentar el alimentar chanchos en China y autos en el mundo a través del biocombustible. Y de aprovechar el precio alto de los alimentos en parte por la demanda china e hindú y en parte por la especulación de los capitales.
La industria queda librada a la agroindustria o cada vez más concentrada en minería, metalúrgica y automotriz. Esta última es completamente deficitaria por la importación de insumos (autopartes) que necesita y además se sabe que crea pocas fuentes de trabajo. Además de ser contaminante y marchar a contramarcha de los cambios que hay que buscar en el mundo por el calentamiento global y el riesgo en el que el capitalismo está poniendo al planeta mismo.
El plan de la presidenta marcha en la dirección que justo hay que combatir y cambiar. De allí como dijimos muchas veces que en vez de “profundizar el modelo” en curso o discutir si se está avanzando pero hay que avanzar más, es imprescindible cambiar este “modelo” en el camino de cambios estructurales, es decir en dirección opuesta.
Al fin, el campo también existe
(6/9/2011 - Por Ricardo Roa, Editor General Adjunto de Clarín)
Como en tantas otras cosas, en el Plan Estratégico Agroalimentario que lanzó anoche la Presidenta se puede ver la parte llena o la vacía del vaso. La parte llena es que el Gobierno se propone aumentar la cosecha de granos de100 a 160 millones de toneladas para el 2020. Y la vacía es que el kirchnerismo lo hace después de ocho años en el poder y con una producción estancada desde hace tres (Ver: Cristina lanzó un plan de largo plazo para acercarse al campo).
Que aparezca un programa de crecimiento ambicioso revela un cambio en la visión del Gobierno sobre el rol del sector agroindustrial. Y también, la decisión de aprovechar más aún un mundo que pasó de los excedentes agrícolas a la escasez.
Pero existe además otra cosa: un gesto político para conquistar el voto del campo en octubre. Una actitud que va en dirección opuesta al conflicto por la 125. Sin embargo, quedan efectos residuales: la Mesa de Enlace fue marginada de las consultas. Y el anuncio de ayer se hizo sin la presencia de los representantes de los productores.
El “yuyito” de aquella pelea y del voto “no positivo” de Cobos dejará este año exportaciones por US$ 23.000 millones y retenciones por $ 31.000 millones. Sin semejante aporte, la economía sería muy diferente.
Gracias al complejo sojero y a los precios internacionales, tenemos divisas e ingresos fiscales abundantes como nunca. Se alinearon los planetas: hay aquí desarrollo tecnológico y producción y afuera demanda y cotizaciones récord.
Buena parte de ese salto competitivo se dio en los demonizados 90: entre el 96 y el 2001, la producción agrícola creció un 65%, pese a la convertibilidad y al atraso cambiario. Desde entonces hasta hoy aumentó un 42%. La diferencia está en el escenario mundial. Todos coinciden en que la bonanza continuará. Nadie sabe hasta cuándo.
Habrá que ver qué tiene el plan adentro. Y si, por fuera, sigue una política errática que autoriza o suspende exportaciones por razones que sólo Moreno conoce. En otras palabras, si terminó la confrontación.
www.kaosenlared.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario