(Colectivo Avanzar)
"La
reforma y la revolución no son, por tanto, métodos diferentes de progreso
histórico que puedan elegirse libremente en el mostrador de la historia,
como cuando se eligen salchichas frías o calientes, sino que son momentos
distintos en el desarrollo de la sociedad de clases, que se condicionan y
complementan entre sí y al mismo tiempo se excluyen mutuamente, como los
polos Norte y Sur, como la burguesía y el proletariado. "
Rosa
Luxemburgo (1871-1918)
Considerar que el capitalismo es
reformable a través del parlamentarismo y demás instituciones del sistema
capitalista ha demostrado ser un grave error, no solo en el terreno de la
teoría sino en la práctica mundial de la lucha de clases. La burguesía no
abandonará jamás pacíficamente su posición hegemónica y menos aún utilizando su
propia institucionalidad. El ejemplo sangrante de Chile está fresco en el
recuerdo. La dictadura brutal es el último recurso al que acuden los sectores
dominantes para no perder sus privilegios.
En el seno del SPD, el partido
socialdemócrata alemán, el mayor partido obrero europeo, hacia fines del
siglo 19 y principios del 20, coexistían dos tendencias: la reformista y la
marxista, revolucionaria, que abogaba por la transformación socialista de la
sociedad. En este sector militaba la gran revolucionaria polaca Rosa
Luxemburgo, que escribió este libro para polemizar con Bernstein. Este afirmaba
que por vía electoral y parlamentaria era posible ir avanzando gradualmente
hacia el cambio social. Los actuales dirigentes socialdemócratas de distintos
países siguen usando los escritos de Bernstein como fuente teórica, a más de
100 años de su aparición.
Bernstein entiende la
teoría como una imagen controvertida, que no se corresponde directamente con la
más estricta realidad .Y la realidad era el dominio del proletariado por la burguesía.
Se intenta a través de los sindicatos y demás instituciones, alcanzar una
reforma, antes que un camino último de la historia: la revolución, la
dictadura del proletariado.
Para la rama del partido que enfrentaba
Luxemburgo, la decadencia capitalista era poco probable, ya que es el mejor
sistema de todos. Supera una y otra vez las crisis.
Lo mismo opinan nuestros socialdemócratas
vernáculos del presente. Pepe Mujica opinó hace unos meses que el capitalismo
es el mejor sistema posible.
Para el marxismo se llegará finalmente
al socialismo porque es una necesidad histórica. Para Bernstein, sin embargo,
no es una necesidad objetiva lo anterior. Si el proletariado aumenta sus
condiciones de vida, desaparecen las condiciones objetivas.
La contradicción para Rosa no pasa
entre la lucha por reformas y la estrategia revolucionaria. Critica a Bernstein
por haber abandonado el análisis de clase de la sociedad capitalista. Elimina
la idea de la conquista del poder político por la clase obrera, con lo cual
pasa al olvido el ideal de transformación de la sociedad capitalista por la
socialista.
Los errores políticos del ala
reformista cristalizarán en 1914, al comenzar la primera guerra mundial. Allí
las direcciones de los partidos socialdemócratas se aliaron a sus burguesías, votando los créditos de guerra, adoptando una posición chovinista.
Colaboraron así con esa gran carnicería de pueblos que fue esa contienda, donde
murieron millones de trabajadores en las trincheras y campos de batalla. Guerra
reaccionaria, guerra por mercados.
Rosa se opuso con Liebknecht y otros
compañeros, por eso fué perseguida y encarcelada. Adoptó una línea internacionalista
al igual que Lenin en Rusia. En la revolución alemana de 1918 será asesinada
por orden de los dirigentes socialdemócratas.
Desde aquí recomendamos la lectura de
esta obra, que integra el magno arsenal teórico del marxismo y que tiene una
gran actualidad en la lucha contra los posibilistas y oportunistas de hoy y de
mañana.
Rosa será siempre esa enorme águila de la revolución al decir de Lenin,
que siempre brillará en el cielo de la revolución mundial.
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