sábado, 13 de abril de 2013
Demokratizar la (in) Justicia
(Kaos en la Red)
por Alfredo Grande
“Nuevos Frentes, Nuevos Espacios. De lo único que estoy seguro es que prefiero perder por izquierda que ganar por derecha” “Cría cuervos y te sacarán los ojos y los votos” (aforismos implicados)
“Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad.
El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los
ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres
acomodaticios tienen su primavera florida.
Los gobernantes no crean ese estado de cosas; lo representan”. (José Ingenieros. El Hombre Mediocre)
(APe).- José Ingenieros no podía, supongo, anticipar la decadencia global del capitalismo. Después de comprar todo para lo cual previamente hubo que envilecer y degradar todo, el capitalismo se encontró sin compradores. Los consumidores hace tiempo degradaron a contribuyentes, de la misma forma que los ciudadanos habían degradado a consumidores. El IVA al consumo, especialmente de los alimentos de la canasta básica, bueno, canastita, es la marca inapelable. Consumidores que no consumen son los enemigos públicos número 1 y 2 y 3 del Capitalismo de Estado. El consumo es la riqueza de los mediocres. Los ricos acumulan mucho, y pueden consumir poco. Los mediocres consumen mucho y por eso se endeudan. En la actualidad de nuestra cultura es vergüenza ser pobre y no es vergüenza ser ladrón. No solamente no es vergüenza, sino en realidad es un orgullo. El famoso ladrón de guante blanco y uñas sucias. Nadie tiene los guantes mas blancos que el Estado en Democracia. Los escándalos, cara visible de la hipocresía, finalizan con algún chivo o chiva expiatoria, que entre nos, tampoco expían tanto. Las inundaciones todavía no ahogaron a ningún funcionario de primer nivel, aunque la desidia criminal ahogó bienes y personas. Pero como siempre que somos pocos a la abuela se le ocurre parir, aparece con menos bombos y algunos platillos, la mediática democratización de la Justicia. Paradoja habitual de la cultura represora. Si hay que democratizarla, muy justa esa Justicia no es. O quizá, no sea democratizarla, sino hacerla absolutamente funcional a la Razón de Estado, aunque sea una Razón Delirante de Estado. Pruebas sobran, escarmientos faltan. Para mostrar hasta donde se llega con este afán de democratizar la justicia, los senadores oficialistas ya han dicho que no discutirán ni un punto ni una coma. ¿Habrá que democratizar el Congreso? ¿Habrá que democratizar la democracia? Estamos entrando en un nivel de abstracción compatible con lo que llamo el “alucinatorio social”. El periodista del noticiero de Canal 7, la televisión pública, es atacado por la pregunta realizada a Larroque, el cuervo. Meditemos: atacado por preguntar. O sea: delito de pensamiento. Y además atacado en el programa estrella, 6 7 8, que lo estrelló a Juan Miceli sin misericordia. Esto es la más grotesca censura, porque se lo cuestiona por el fundante de todo periodista: la pregunta. Y el tema no es la expropiación que hace La Cámpora de la ayuda solidaria. Es hacer una pregunta sobre eso. Desde ya, hacer marchendaising con la inundación es patético. Pero mucho mas cuando es una organización que responde, no sé si pregunta, al Estado. Peor dicho: al Gobierno. Pero es una diferencia que a esta altura de la partida, solo la puede hacer un especialista en acupuntura. Y eso es lo mas grave. En la ciudad de Buenos Aires, existe lo que podría denominar el encanto de la anestesia resignada. El macrismo no te da sorpresas. Y además sigue siendo funcional al kirchnerismo porque si la reina del plata no se hubiera inundado, la única palangana hubiera sido la provincia de Buenos Aires. Catástrofe política.
En la provincia coexisten tres vectores: el Nacional, el Provincial y el Municipal. Bruera le hace la competencia a Del Sel y Nito Artaza e inaugura el stand up de gobierno. A Scioli dejan de atacarlo porque está tan mojado que pide toallas de todos lados. Y la respuesta presidencial es subsidios, créditos, perseguir avivadas, o sea, gatopardismo de segunda generación. Seré categórico: no hay reparación para esta tragedia. Al menos en una generación. La población ha sido diezmada en bienes, cuerpo y alma. No tiene reparación total. Y la reparación parcial será en años. Después de 10 años de Gobierno (Vicepresidente y gobernador re electo) no hay causas: apenas algunas excusas. O fotos truchas via Twitter. Entonces aparece el terror de las demandas civiles y penales contra el Estado y sus funcionarios. Tribunales integrados por jueces elegidos por votación, restituyen la democracia, sin mejorarla. Imaginemos no ya una lista sábana, sino una lista sábana, frazada y colcha. Un sabanón. Nadie sabe quién es quién después del primer candidato y a veces ni siquiera. Pero cualquier oficialismo tendrá mayoría partidaria, no sólo política, en los tres Poderes del Estado. Los tres Poderes en Uno. Santa Trinidad Democrática. Y entonces mi aforismo de que “no se vota porque es democracia, sino que es democracia porque se vota” tendrá lamentable vigencia.
Diana Conti idealiza los votos, como única fuente de razón democrática. Si se vota, es bueno. La política degrada a la más simple aritmética. La tenemos adentro, bien adentro. El proyecto oficialista, de este oficialismo, habilita a cualquier mayoría al ninguneo sistemático de todas las minorías. La parte por el todo, matriz de los vínculos perversos. Como dijeron con la ley anti terrorista: “nosotros no la vamos a usar para la represión política”. Vamos a creer, o vamos a hacer que lo creemos. Entonces el voto está atado y bien atado porque si vienen los malos, con esa ley nos exterminan. Toda una estrategia para permanecer y transcurrir, aunque como enseñara Eladia Blazquez, no es lo mismo que honrar la vida. La maldita cautelar que protege a Clarín, que miente, autoriza a eliminar la función suspensiva de la cautelar.
Todo el poder al Estado y el ciudadano, a consumir y contribuir. ¡Que adentro la tenemos! No es fácil salir del alucinatorio social. Pero es demasiado fácil intentar reproducirlo. Algunos Frentes recientemente presentados, se instalan en el lugar más peligroso de la política: el centro. Por que las tormentas del poder, ladean hacia derecha y hacia izquierda. El Centro es un equilibrio inestable y una manera de resolverlo es la parálisis o la convulsión. Insisto: hay una izquierda clasista y no clasista que deben potenciarse. Quizá sobren “retro progresistas” y falten revolucionarios. Pero nunca se sabe. Los revolucionarios no nacen, se hacen. Y ese hacer no debe tener el yeso de las concesiones, los consensos con fórceps, para que todos tengan los pies en un plato que termina por romperse. Cualquier alusión a la alianza radicalismo Frepaso no es pura coincidencia.
Una izquierda clasista y no clasista pueden tener una brújula que las vaya guiando: anticapitalismo y anti imperialismo. Lo dijo Carlos Chile en la inauguración del Congreso de la CTA Capital. También Pablo Micheli en el cierre del encuentro organizado por Fesprosa y Cicop. Seguir insistiendo en las maravillas de la democracia representativa es gatopardismo de segunda generación. Revocación de los mandatos, plebiscitos vinculantes, comunas autónomas es una forma de democratizar la política. Nada de eso interesa. No es lo mismo los Poderes del Estado a que el Estado hegemonice los tres Poderes. Mal que le pese a Diana Conti, la suma del poder público es una infame traición a la Patria. Prefiero las palabras de Carlos Mugica: “es necesario vivir al paso de las necesidades de cada hombre que nos salga al paso”. Y para eso votar no es lo mas importante.
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