sábado, 18 de mayo de 2013
EEUU presiona para derrocar al gobierno sirio
(Bandera Roja)
Estados Unidos no se detiene en sus intentos por desestabilizar Siria. Con sus aliados en Medio Oriente buscan la caída de Al Assad.
La denominaron “estrategia conjunta”. El objetivo: que el presidente sirio, Bashar Al Assad, deje el poder y se despeje el camino para una nueva administración, bajo la excusa del conflicto interno que desde hace dos años vive la nación árabe.
Esta fue uno de los acuerdos que tomaron el jueves el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión efectuada en Washington.
En una rueda de prensa conjunta, el mandatario estadounidense reiteró su postura amenazante contra Siria y afirmó que su administración tiene el derecho de aplicar medidas adicionales, tanto diplomáticas como militares, contra la nación árabe. Desde que comenzaron los ataques terroristas en territorio sirio,la CasaBlancayla UniónEuropea(UE) han aplicado diversas sanciones económicas al gobierno de Damasco, con el argumento de que el Ejército de ese país reprime a la población. Sin embargo hasta ahora no han tomado medidas concretas contra los grupos opositores armados que operan en diferentes zonas de la nación árabe, responsables del asesinato de soldados y civiles, y de cientos de atentados.
Obama y Erdogan anunciaron que sus administraciones intercambian datos sobre el presunto uso de armas químicas en Siria, aunque no se explayaron sobre el tema. El gobierno de Al Assad solicitó la intervención dela Organizaciónde las Naciones Unidas (ONU), tras denunciar que las agrupaciones mercenarias utilizan este tipo de armamentos. De forma automática, Washington manifestó que la administración siria posee armas químicas, aunque todavía no presentó pruebas concretas. A esto se suma que recientemente el equipo de investigadores dela ONUnegó la existencia en Siria de ese armamento.
Obama expresó que “las armas químicas en Siria amenazan nuestra seguridad, así como la seguridad de nuestros aliados y vecinos. Pero es un problema internacional y espero seguir trabajando con todas las partes interesadas”.
Por su parte, Erdogan resaltó el papel que juega Rusia y China para solucionar la crisis siria y aseveró que su país continuará la política de puertas abiertas a refugiados sirios. Se estima que en Turquía hay más 300 mil refugiados llegados desde el país vecino.
Los anuncios realizados por Obama y Erdogan sucedieron un día después de quela AsambleaGeneraldela ONUaprobara una resolución de condena contra Siria. La propuesta, presentada por Qatar -otro aliado de Estados Unidos-, obtuvo 133 votos a favor, 12 en contra y 31 abstenciones. Entre los país que rechazaron la resolución se encuentran, además de Rusia y China, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Cuba, Irán y Corea del Norte, entre otros.
Las naciones que no apoyaron la medida, argumentaron que el documento presentado por Qatar no respeta la soberanía de Siria, contribuirá a agravar la crisis y le dará fuerza a la oposición armada. También apuntaron que la decisión podría obstaculizar los esfuerzos diplomáticos e iniciativas como la acordada entre Rusia y Estados Unidos para promover un diálogo en la nación árabe. En la resolución, a su vez se llama a una “transición política” con la condición de la renuncia de Al Assad, pese a que el presidente sirio mantiene un alto apoyo de la población. En el texto se califica a los grupos opositores violentos como “interlocutores representativos eficaces” necesarios para la transición. En contraposición, condena al gobierno de Damasco por el “uso de armas pesadas y graves violaciones de los derechos humanos”.
Al conocerse la resolución, el embajador sirio antela ONU, Bashar Jafari, denunció que la propuesta aprobada es parcializada y politizada, y tiene por objeto “intensificar la crisis y alimentar la violencia en Siria”. El diplomático agregó que cada vez que aparecen “signos de cristalización de una solución política a la crisis”, aumentan los ataques terroristas y se profundizan las presiones para una intervención extranjera. En la misma tónica, el representante permanente de Rusia en Naciones Unidas, Alexander Pankin, calificó el texto como “muy dañino y destructivo”, porque no toma en cuenta ni condena “las acciones ilegales de la oposición armada”.
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