por Andrés Figueroa Cornejo
1.
Nosotros/as sabemos que la administración de la llamada Nueva Mayoría
del Estado-vanguardia-capitalista en Chile, no es nueva y ni es mayoría.
Que su vago programa de reformas es un amortiguador de papel imprenta,
un disfraz de fiesta improvisado hecho de retazos de ocasión. Propaganda
y lifting.
2. Sabemos que en la estrategia general de los
subordinados/as, exigir y esperar algo del Estado chileno y su
concesionaria en el Ejecutivo no sólo es inútil, sino que un
contrasentido cuando necesitamos modificar radicalmente las actuales
relaciones sociales y de poder. Sabemos que únicamente contamos con
nuestras propias fuerzas y que nuestras propias fuerzas se realizan en
el ejercicio concreto de la socialización conciente donde nos
encontremos, sea cual sea la oficina, el pueblito, el barrio, el
Wallmapu, el sindicato, el liceo, la universidad y el volcán que humea y
aguarda su hora para desembarazarse de su raíz incandescente.
3.
Sabemos que nunca es de mala gente (pero sí de iniciativas sin matrices
políticas colectivas, ausentes de fecha y horario, más abstractas que
salidas del permanente análisis concreto de la realidad concreta) que
tendemos a confundir el asistencialismo con el denominado poder popular.
Y tendemos a confundir el poder popular con casi todo, como en la
Unidad Popular de hace tres generaciones atrás. Como si las aguas del
río fueran las mismas que transitan los actuales ríos sin agua.
4.
Sabemos que los brotes fascistoides a escala mundial y chilena
funcionan como una mega corporación delincuencial que atraviesa banderas
y grupos de interés formalmente contradictorios. Y sabemos que el
antifascismo y el anticapitalismo son razones y movimientos necesarios,
pero insuficientes para el triunfo de la humanidad. Es decir, sabemos
que toda resistencia descamisada siempre es urgente, pero que por sí
sola no crea las conducciones políticas de los intereses del pueblo
trabajador. Esto es: no es posible una vanguardia sin retaguardia, ni es
cuestión terminada la pura existencia de una retaguardia que no es
capaz de observarse así misma como tal. Sin la comprensión de la
totalidad capitalista, no hay comprensión de las partes y roles de las
resistencias dinámicamente imbricadas.
5. Sabemos
que la actual crisis capitalista mundial es efecto del retardo y
contención premeditada de la no valorización del valor que se expresa en
la sobreacumulación, la sobrecapacidad y la superproducción de
mercancías en el marco general de la hegemonía del momento financiero de
la reproducción de un sistema integral e inestable que genera miseria y
rebeldía como grifo descontrolado, eufórico. Que la competencia y
concentración del capital a escala planetaria tras la persecución del
fetiche de la tasa de ganancia y del dinero es el modo en que se
organiza el siglo XXI entre los polos centrales del capitalismo y sus
Estados corporativos -los cuales monopolizan la generación del
conocimiento y la técnica-, mientras que un enorme territorio de
economías dependientes son víctimas del saqueo de materias primas,
commodities, recursos sin repuesto. Sabemos que el llamado capital
ficticio y especulativo está disociado de la generación de valor sólo
creado por el trabajo humano, y que sus maneras están emparejadas
carnalmente con la industria de la deuda infinita. Sabemos que estamos
en medio de una guerra económica, social, política y militar entre
EE.UU., Alemania, China y sus respectivos aliados. Que el Medio Oriente
es la plaza donde se condensan las pugnas intercapitalistas hoy.
Sabemos
que la dimensión inédita de la presente crisis se intenta resolver con
la aniquilación de comunidades enteras, destrucción de fuerzas
productivas, con el patriarcado, el crimen y la criminalización contra
los indígenas; el negocio inmobiliario, la sobreexplotación del trabajo
humano, las democracias sin pueblo, los sistemas políticos
desacreditados, el partido único ornamentado de duopolio, las leyes
antiterroristas, la propaganda multimediática y todopoderosa –artífice
del miedo, del consenso, de la alienación, del sentido común dominante-.
Que los programas sociales para el control de la mayoría empobrecida y
la autoafirmación ideológica de la minoría son un medio para la dotación
de cierta capacidad de endeudamiento familiar tanto para el consumo de
mercancías, como para la apariencia de inclusión social y la represión
de la organización de los trabajadores/as. Sabemos que los Estados están
al servicio del capital y que el libremercadismo es pirotecnia de
manual ortodoxo, en tanto el crédito, el IVA y los fondos de pensiones
alimentan los fiscos que salvan repetidamente al puñado que oprime.
Sabemos
que, tanto como estamos hechos de agua y tiempo, la era de una sociedad
postcapitalista está a la orden del día. Mucho más sabemos, en
realidad. La cuestión es cuál será la doctrina, el proyecto, la
estrategia y la madeja táctica necesarias para enfrentar al enemigo
colosal de la humanidad. O sea, al menos tenemos las pistas nucleares
del desafío histórico para la realización de los intereses de los
oprimidos/as y la socialización de la vida.
6. En medio de esta
historia feroz no existen los atajos. No hay posibilidad siquiera de dar
combate sin una conducción estratégica y un pueblo en lucha.
Sabemos
que los viejos estandartes que sangraron antes son apenas átomos
hermosos, inolvidables y aleccionadores en la historia de la rebeldía
humana. Y que, sin embargo, aquello que ahora late, pero que aún no
existe, no tiene que ver con la recreación política, orgánica y
simbólica de los mires y los frentes populares y los lautaros y los
socialistas y los nacional-desarrollistas y los patrióticos y una buena
cantidad de empeños menos visibles. Ni siquiera basta con su fusión por
muy virtuosa que parezca. La cuestión no es aritmética, sino que
matemática. O dialéctica y no positivista.
Sabemos que la imaginación
política es indispensable como el aire. Que aquello nuevo no es jamás
completamente nuevo, como tampoco es eficiente “retomarlo en donde lo
dejamos”. Que los remedos acaban en desastre, como volver al primer amor
en un tango.
Sabemos que no existe la pureza y que es con todos/as y cada cual en su sitio.
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