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martes, 13 de marzo de 2012
Cristina K y los trabajadores
Dura con los asalariados y complaciente con el capital
En este artículo, el historiador Leónidas Ceruti repasa los últimos ataques de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los trabajadores y sus métodos de protesta: de la ironía por la tendinitis de los empleados del subte a la crítica a los docentes y sus “jornadas laborales de 4 horas y 3 meses de vacaciones”, pasando por la sanción de la Ley Antiterrorista y el ahora conocido “Proyecto X”.
Por ANRed - L (redaccion@anred.org)
Cristina Fernández de Kirchner, desde hace varios meses, se ha dedicado a atacar a los trabajadores, a sus formas de protesta y reclamos. Mientras tanto, tolera los negociados de los Cirigliano, así como a las mineras, banqueros, multinacionales del agro y popes de la UIA, entre otros.
Primero, como siempre desde el atril y en su rol de hacer “docencia”, recomendó y sugirió “Les pido que cuando protestemos lo hagamos un poco en la vereda y en el cordón para que la gente pueda circular y llegue a la escuela, al trabajo, para que pueda llegar”. Su exhortación estuvo dirigida a los grupos sindicales y sociales para que revisen los métodos de protesta. Pidió “no complicar la vida a la gente”, ni violar la ley ni utilizar métodos violentos.
Hacia fines de abril de 2011, anunció que no concurriría al acto del 1° de mayo que organizaba la CGT y aprovechó para reclamar la reducción de los conflictos gremiales. La Presidenta convocó a la par a la UIA y a la CGT para consensuar “una política con proyección de futuro para seguir creciendo”, al tiempo que advirtió que la “conflictividad generada por la puja salarial puede arruinar el modelo económico”.
Posteriormente, el 6 de septiembre de ese año, cargó duro contra los trabajadores de los subterráneos, cuando los criticó por sus "actitudes egoístas, insolidarias, impropias" por negarse a recargar las tarjetas SUBE. Los trabajadores sostuvieron que, dada la elevada ubicación del dispositivo de carga, les provoca tendinitis. En este sentido, un delegado gremial aseguró que la tarea también les causa problemas cervicales.
"Vi a mi viejo trabajar en el colectivo, tenía que sacar boleto por boleto. Laburó toda su vida y nunca tuvo tendinitis de nada. ¡La pucha! Lo que pasa es que era más difícil hacerse el revolucionario porque no había gobiernos democráticos", afirmó para desacreditar los argumentos del reclamo laboral. Y en otro pasaje pidió: "Pensemos un minuto no sólo en nosotros mismos, en pensamientos de tipo corporativo. Estos de la tendinitis son a los que les reconocimos la libertad sindical. Les pido a todos los argentinos que tienen responsabilidades, que trabajan, que estudian, que están arriba de un arado, que pensemos un minuto no sólo en nosotros mismos, son actitudes egoístas, insolidarias, impropias".
Dos meses después, el turno para las críticas fue para los gremios aeronáuticos y sus trabajadores. En un encendido discurso en el que “lloró tres veces, rió otras tantas y recordó a su marido”, Cristina K criticó duramente a dichos gremios, a los que acusó de "cínicos", les enrostró los aumentos de sueldo que habían tenido desde que el Estado se hizo cargo de Aerolíneas Argentinas y los exhortó a trabajar.
Las críticas no sólo fueron para los gremios en conflicto, como el de los mecánicos, que conduce Ricardo Cirielli, y el de los pilotos, a cargo de Jorge Pérez Tamayo. También hubo una referencia a Hugo Moyano, por haber bloqueado desde Camioneros a la empresa Gate Gourmet, encargada del catering a bordo, que se vio obligada a paralizar la actividad y amenazó con irse del país. Con ironía, Cristina se quejó de que los sindicatos esgrimían "colitis" para no trabajar, y advirtió que "estas cosas de boicot encubierto nos hacen perder millones de dólares. El último conflicto nos hizo perder 20 millones de dólares".
Siguió con su parlamento y fue entonces cuando elevó el tono de voz y la emprendió contra los constantes paros aeronáuticos: "La cuestión no es enfrentar a nadie, la cuestión es convencerlos de que trabajen. Estoy vieja para las declaraciones de amor. Lo que les pido es que trabajen".
Molesta, muy molesta, Cristina mostró todo su enojo por los conflictos gremiales. Lo que siguió fueron lágrimas, se le quebró la voz y dijo que "Me duele que te cuenten que en un vuelo de United o de American no habían podido subir el catering y el piloto dijo por altavoz a todo los pasajeros que la culpa de que no le dieran comida era del Estado argentino. Sentí mucha vergüenza". Y continuó: "Más que una falta de cooperación, hay un ejercicio de cinismo inadmisible". Hacia el final, largó su última advertencia: "El día que esto se acabe, a los primeros que se van a llevar puestos es a los trabajadores. Yo voy a seguir viviendo y comiendo pero se van a llevar puesto a los trabajadores".
Posteriormente, en medio del discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa, en diciembre de 2011, envió un duro mensaje a los sectores sindicales: “Alguien me dijo que parece ser que en la Constitución peronista de Sampay no estaba el derecho de huelga. ¿Podrá ser posible? Ah, no había conflictos con Perón. O sea que cuando estaba Perón no había derecho a huelga, digo por los que lo reivindican a Perón y nos critican a nosotros. El derecho de huelga, que es un derecho que asiste a todos los trabajadores por imperio de la Constitución reformada. Hay derecho de huelga, pero no de chantaje ni de extorsión".
Además, hizo referencia al conflicto docente y petrolero que se generó ese año en Santa Cruz, y se refirió al nivel de ingresos de esos sectores. "Curiosamente el sector docente cobra el salario más alto de la República Argentina. Y de la actividad privada, el de los petroleros es uno de los más importantes junto con el minero. Esa huelga que se prolongó por meses, en la que por primera vez sectores docentes tomaron yacimientos, le significó al país una pérdida por día de más de u$s 10 millones y, todo el conflicto, más de $ 800 millones de pesos", aseveró.
Como bien planteó el abogado Horacio Meguira, lo que se pretende condicionar es el derecho de huelga.
Luego vendrían las declaraciones para poner topes a las paritarias.
Llegaría el envío al Congreso y la aprobación de la Ley Antiterrorista, para reprimir y “disciplinar” a los trabajadores y a los que continúan luchando contra las injusticias que se presentan cotidianamente.
Debemos sumar a ese clima de persecución el Proyecto X, impulsado desde el gobierno nacional, para hacer “inteligencia” en las protestas y actividades de las organizaciones gremiales, sociales, políticas y de derechos humanos. Tanto la Ley Antiterrorista como el Proyecto X aparecieron en toda su magnitud en la represión en Aldalgala, y en la orden de detención contra los miembros de la Comisión Directiva del Ingenio La Esperanza y sus abogados.
Todo continuó con el inicio de clases complicado por paros docentes en muchas provincias. Cristina K aprovechó la apertura de sesiones en el Congreso para criticar a los docentes con una dureza inédita. Después de lamentarse por no haber podido garantizar el inicio de clases en todo el país, disparó: “Con trabajadores que gozan de estabilidad frente al resto de los trabajadores, con jornadas laborales de 4 horas y 3 meses de vacaciones, cómo es posible que sólo tengamos que hablar de salarios y no hablemos de los pibes que no tienen clases”. Además, aseguró que los niveles de ausentismo entre los docentes son “preocupantes”.
Esta embestida llegó en medio de los conflictos que impidieron el inicio normal de las clases en siete provincias: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Chaco, Misiones y Entre Ríos.
Consideró suficiente el aumento del 20% ofrecido a nivel nacional. “Creo que han quedado atrapados en una lógica de otro país, la lógica de la Carpa Blanca”, sostuvo. CTERA se vio obligada a llamar a un paro de 24 hs.
Los repudios llegaron de toda la docencia, la delegación de AMSAFE Rosario emitió un comunicado donde le responde a Cristina, entre cuyos conceptos rescatamos estas líneas “Rechazamos enfáticamente que frente a un conflicto laboral que usted y muchos gobernadores enfrentan en distintas provincias, pretenda denostar nuestra tarea como trabajadores de la educación, apelando a un discurso que sin lugar a dudas encierra falsedades y una vez más intenta enfrentarnos con otros trabajadores. Sostenemos que su discurso encierra falsedades porque es de público conocimiento que los docentes trabajamos no sólo cuatro horas y media frente al aula, sino que nuestra tarea continúa en los hogares estudiando, planificando, seleccionando material, corrigiendo, armando actividades específicas para los alumnos con problemas de aprendizaje, elaborando informes, entrevistándonos con los profesionales que asisten a nuestros alumnos y realizando visitas domiciliarias. (...) Los maestros no sólo salimos a luchar por salarios, como usted dice. Salimos a reclamar por todas y cada una de las condiciones de trabajo en las escuelas públicas, que son nada más y nada menos que las condiciones de aprendizaje de los hijos del pueblo. Que los gobernantes hagan oídos sordos a estos reclamos y se sienten a discutir sólo salarios a principios de año, es una lógica que nos pretenden imponer su gobierno y los gobiernos provinciales. Que usted haga referencia a nuestra estabilidad laboral o al salario que ganamos, que no fueron graciosamente concedidos por ningún gobierno, sino alcanzados con la lucha colectiva, no nos va a enfrentar, sino que, muy por el contrario, nos hermana con el resto de los trabajadores ocupados y desocupados, quienes conocen perfectamente la historia de nuestro pueblo, su organización y el costo de cada una de las conquistas que fuimos ganando”.
Los ataques a los trabajadores continuarán, ya que ella ha decidido ser complaciente y socia con el capital y sus intereses.
Ante esos planteos “Marchemos, gritemos, protestemos... Que cuando se escriba la historia de este tiempo que nos tocó vivir, se sepa que no estuvimos de acuerdo...” (Raúl González Tuñón)
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