Mientras los sabuesos de la AFIP revuelven los colchones de los jubilados amarretes en busca de dólares, el gobierno le concede a la Barrick Gold y las otras empresas megamineras que liquiden las divisas de sus exportaciones en 120 días y no en 30 como se había establecido inicialmente y como deben hacerlo otras empresas.
En Buenos Aires también hubo reuniones de Barrick Gold y Xstrata (que explota Bajo la Alumbrera) con De Vido, el secretario de Minería Jorge Mayoral (que compartía oficinas con la Barrick) y el temible bolchevique Axel Kicillof. Las mineras –según informó Javier Lewkovicz en Página/12- “justificaron la necesidad de extender el plazo de liquidación en función del largo viaje hacia destinos de Canadá; China o Suiza. También advirtieron que la certificación del precio y la calidad del mineral se realiza en la refinería que lo adquiere, situación que alarga los tiempos y que también constituye una de las principales críticas hacia el sector, ya que esa modalidad se presta a maniobras de subfacturación”.
Durante años, como diputado nacional, presenté y representé un proyecto para controlar on line lo que Repsol y las otras petroleras sacaban realmente de los pozos y lo que las mineras como Barrick sacaban de los rajos abiertos en nuestra Cordillera. Esos proyectos eran idefectiblemente girados a la Comisión de Energía y allí naufragaban.
“El Mal”, como vemos, sigue viento en popa, a pesar del cantar de gesta pseudonacionalizadora, que celebran los intelectuales orgánicos del Modelo K.
La verdad, como bien decía Rodolfo Walsh (convertido ahora en muñequito para coleccionar por los demiurgos de Balcarce 50), está a la mano de cualquiera que se limite a leer los diarios (tanto sean los de la Corpo como los de la cadena oficial que regentea Szpolsky).
En la citada reunión de Nueva York, la organización filantrópica Monsanto anunció que invertirá 1800 millones de pesos para una nueva planta de maíz transgénico que “creará 400 puestos de trabajo”, como subraya otra nota de Página/12. Es decir que se profundizará la “expansión de la frontera agropecuaria” (sojera y maicera, diría yo), en perjuicio de los bosques nativos y el cambio climático.
Tampoco es dable esperar cambios realmente “nacionales, populares y progresistas” en el terreno de la megaminería y su relación patológica con la conservación del agua y el medio ambiente.
El fallo de la Corte Suprema que desestimó (correctamente) los amparos interpuestos por la Barrick contra la ley de glaciares, ha sido insolentemente ninguneado por la minera que afirmó no estar afectando los recursos hídricos y por la provincia de San Juan que se jactó de tener su propio inventario de glaciares.
La Presidenta, por su parte, ha guardado un sospechoso silencio sobre esta acordada que la obliga a realizar, de una buena vez, un auténtico inventario nacional de glaciares. Fiel a un estilo que envidiaría la monarquía saudita, el Poder Ejecutivo sigue ignorando al Poder Legislativo y desobedeciendo al Poder Judicial.
Mientras tanto se va cocinando la nueva trampa, una supuesta participación de los estados provinciales en la renta minera, que consagre el principio gatopardista: “que algo cambie para que todo siga igual”.
De esa oscura maniobra tendiente a proteger los intereses del sector más concentrado del capitalismo mundial, volveremos a ocuparnos en este espacio (bonasso-elmal.blogspot.com). El único que me queda después de más de 50 años de ejercer el periodismo profesional. Censurado y marginado por los dos grandes bandos en pugna, sólo tengo este modesto instrumento para seguir clamando contra el modelo neocolonial. Pero eso no importa si logro convocar por esta vía a todos mis lectores. A los que un día lejano se estremecieron con “Recuerdo de la muerte”, a los que seguían mis crónicas dominicales en Página/12, a los que hoy me paran por la calle y me impulsan a seguir defendiendo bosques y glaciares. Que es como decir el agua y el aire.
Hasta la próxima.
Miguel Bonasso
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