(Rebelión)
Daniel Filmus, el hombre elegido por
Daniel Filmus o Sarmiento traiciona |
Kirchner como su candidato en la Capital, ostenta un currículum de extraña coherencia: en los últimos veinte años, ha sido protagonista de todas las experiencias de destrucción de la educación pública ejecutadas desde el Estado.
Entre 1990 y 1992, fue secretario de Educación del intendente menemista Grosso, el de las escuelas shopping. "Culminada" esa primera experiencia porteña, Filmus se fue a trabajar con Menem, como asesor del Ministerio de Educación. Desde allí, fogoneó la puesta en marcha de la "Ley Federal", es decir, la "descentralización" educativa a las provincias -con su secuela de asfixia presupuestaria- y la precarización docente.
Con Ibarra, Filmus volvió a la Ciudad, nuevamente como secretario de Educación. Durante tres años, piloteó un proceso de declive implacable de la escuela pública porteña, caracterizado por la caída del salario docente y el derrumbe de los edificios escolares. En la bancarrota de 2001, una disposición de su Secretaría habilitó a las concesionarias de los comedores a que "adecuen los menús a la grave situación financiera". Cuando arreciaron las protestas y denuncias de niños mal alimentados, Filmus acuñó una de sus frases más conocidas: "a la escuela se viene a aprender, no a comer" (La Nación, 2/7/02). Mientras "ajustaba" a los comedores, Ibarra "arreglaba" la deuda pública de la Ciudad "hacia arriba".
La "autocrítica"
Filmus fue convenientemente reciclado por Kirchner, que lo ungió como ministro de Educación, desde donde empezó a atacar a... la "política educativa de los '90" (¡!). Hasta su antigua socia en el menemato educativo, Susana Decibe, hizo saber su indignación ante estas críticas, por parte de quien "fue parte de nuestro equipo de gestión y compartía la visión y la política" (Clarín, 12/1/06).
Una vez kirchnerista, Filmus volvió a su propuesta como menemista, de "canje de deuda por educación", o sea, privatizar. A renglón seguido, promovió una Ley de Educación Técnica para la "participación de las organizaciones empresariales en el proceso formativo". Como broche de oro, Filmus redactó, junto a Yasky, la "nueva" Ley Nacional de Educación", que consagra la descentralización educativa menemista, la precarización laboral docente, la injerencia del clero y los subsidios a la educación privada.
Lejano Buenos Aires...
En su retorno a la Ciudad, Filmus está apadrinado por Alberto Fernández y por el Suterh de Víctor Santamaría, históricos puntales porteños de Menem y de Cavallo. Con ese pedigrí, decir que Kirchner ha reemplazado a un "derechista" (Scioli) por un "progresista" es casi un delito. La posición de Filmus es clara: "En la Argentina -dice-, tenemos un sistema de educación privada con subvenciones proporcionales a la cuota, y es una modalidad muy equitativa de transferencia de recursos públicos a la capacidad de los padres para elegir la escuela de sus hijos" (Página/12, 3/1/01). Es decir que casi no difiere de Macri. Cuando asumió como secretario de Educación porteño con Ibarra, planteaba "descentralizar la administración educativa a nivel de cada comuna (...), propiciando una mayor autonomía en las escuelas para que desarrollen sus propias estrategias educativas". Suena muy cercano a las escuelas "charter" o concesionadas.
La candidatura de Filmus coloca a la Fuba, a la AGD-UBA y a todos los sindicatos docentes de la Capital ante la tarea de contribuir a una oposición política al privatizador de la educación, con carácter obrero y socialista.
Con Ibarra, Filmus volvió a la Ciudad, nuevamente como secretario de Educación. Durante tres años, piloteó un proceso de declive implacable de la escuela pública porteña, caracterizado por la caída del salario docente y el derrumbe de los edificios escolares. En la bancarrota de 2001, una disposición de su Secretaría habilitó a las concesionarias de los comedores a que "adecuen los menús a la grave situación financiera". Cuando arreciaron las protestas y denuncias de niños mal alimentados, Filmus acuñó una de sus frases más conocidas: "a la escuela se viene a aprender, no a comer" (La Nación, 2/7/02). Mientras "ajustaba" a los comedores, Ibarra "arreglaba" la deuda pública de la Ciudad "hacia arriba".
La "autocrítica"
Filmus fue convenientemente reciclado por Kirchner, que lo ungió como ministro de Educación, desde donde empezó a atacar a... la "política educativa de los '90" (¡!). Hasta su antigua socia en el menemato educativo, Susana Decibe, hizo saber su indignación ante estas críticas, por parte de quien "fue parte de nuestro equipo de gestión y compartía la visión y la política" (Clarín, 12/1/06).
Una vez kirchnerista, Filmus volvió a su propuesta como menemista, de "canje de deuda por educación", o sea, privatizar. A renglón seguido, promovió una Ley de Educación Técnica para la "participación de las organizaciones empresariales en el proceso formativo". Como broche de oro, Filmus redactó, junto a Yasky, la "nueva" Ley Nacional de Educación", que consagra la descentralización educativa menemista, la precarización laboral docente, la injerencia del clero y los subsidios a la educación privada.
Lejano Buenos Aires...
En su retorno a la Ciudad, Filmus está apadrinado por Alberto Fernández y por el Suterh de Víctor Santamaría, históricos puntales porteños de Menem y de Cavallo. Con ese pedigrí, decir que Kirchner ha reemplazado a un "derechista" (Scioli) por un "progresista" es casi un delito. La posición de Filmus es clara: "En la Argentina -dice-, tenemos un sistema de educación privada con subvenciones proporcionales a la cuota, y es una modalidad muy equitativa de transferencia de recursos públicos a la capacidad de los padres para elegir la escuela de sus hijos" (Página/12, 3/1/01). Es decir que casi no difiere de Macri. Cuando asumió como secretario de Educación porteño con Ibarra, planteaba "descentralizar la administración educativa a nivel de cada comuna (...), propiciando una mayor autonomía en las escuelas para que desarrollen sus propias estrategias educativas". Suena muy cercano a las escuelas "charter" o concesionadas.
La candidatura de Filmus coloca a la Fuba, a la AGD-UBA y a todos los sindicatos docentes de la Capital ante la tarea de contribuir a una oposición política al privatizador de la educación, con carácter obrero y socialista.
1 comentario:
Estimados: de acuerdo con lo recordado aquí, muy oportuno para aquellos desmemoriados. Lamentablemente son muchos los agentes politiqueros reciclados permanentemente. Hay que hacerse lugar para renovar los planteles de los roles públicos, si o sí o nada cambiará en el mediano plazo. Saludos.
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