(Página 12)
Pobladores, ONG y la prensa denunciaron esta semana que, detrás del cementerio, hay unos 2000 cuerpos sin identificar que habrían sido asesinados por paramilitares y enterrados por miembros del ejército. El gobierno lo niega.
Los paramilitares estarían detrás de los muertos no identificados en La Macarena.
Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
En las tierras ardientes de La Macarena estaría la fosa común más grande de Colombia. Pobladores, ONG y prensa internacional denunciaron esta semana que, detrás del cementerio, hay unos 2000 cuerpos sin identificar que habrían sido enterrados por miembros del ejército. El alcalde de esa localidad, Eliécer Vargas, negó a Página/12 la existencia de esta fosa. “Eso es pura mentira”, afirmó el gobernante desde Bogotá. “En La Macarena no hay ninguna fosa común”, afirmó enérgicamente.
La Macarena es un pequeño pueblo 200 kilómetros al sur de Bogotá. Se lo conoce como caliente por, además de que la temperatura alcanza los 28 grados centígrados, la marcada presencia de grupos ilegales, primero, insurgentes; más tarde paramilitares de ultraderecha. Estos últimos serían, según las denuncias, los responsables de asesinar, desmembrar y enterrar los civiles sin nombres en esa localidad. Algunos de ellos podrían ser “la multitud de líderes sociales, campesinos y defensores comunitarios que desaparecieron sin dejar rastro”, según le contaron los pobladores a Jairo Ramírez, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia.
Hace algunas semanas Ramírez viajó hasta el lugar de los hechos con una delegación de parlamentarios ingleses. “Lo que vimos fue escalofriante”, declaró al periódico español Público. Describió que vio “infinidad de cuerpos, y en la superficie cientos de placas de madera de color blanco con la inscripción NN y con fechas desde 2005 hasta hoy”. Sin embargo, el alcalde de La Macarena le dijo a este diario que, como en todo pueblo, hay un cementerio y que es allí donde “hay 2000 cuerpos de muertos de los últimos cincuenta años. Por supuesto, hay algunos que están sin identificar”.
También la Fiscalía General dijo que ya conoce la denuncia pero dijo no tener confirmada la existencia de la fosa. Al periódico Nuevo Herald de Estados Unidos declararon que en La Macarena solo inhumaron algunos cuerpos y que desconocen el número real actual. “El gobierno no quiere investigar”, le dijo el sociólogo Alfredo Molano al medio de comunicación español, señalando que “ni en los años cincuenta hubo en Colombia tanta brutalidad como la que muestran estas acciones de los paramilitares”. Para Molano el gobierno sólo permitirá que aparezcan algunas tumbas. “Esas son afirmaciones amarillistas de los periodistas que quieren dañar la imagen de La Macarena”, sentenció Eliécer Vargas a Página/12 antes de colgar el teléfono.
La denuncia del macabro hallazgo, el más grande del país de confirmarse, puso en la agenda el tema de las desapariciones en Colombia. Según la Fiscalía, serían 25 mil los ciudadanos que están desaparecidos en este país. Las pocas decenas de estos que han podido ser encontrados en los últimos años estaban en fosas comunes como las que, en febrero de 2009, se encontraron en La Macarena. En otras regiones como El Putumayo (sur) y Antioquia (centro) también se han encontrado enterramientos de hombres, mujeres y niños, incluso desmembrados, en zonas despobladas y alejadas de los cascos urbanos.
En parte, los descubrimientos de fosas comunes han sido posibles gracias a las declaraciones de ex paramilitares, también conocidas como versiones libres, en las que los hombres confiesan sus crímenes para alcanzar los beneficios de la Ley de Justicia y Paz. Recientemente, alias Betún, John Jairo Rentería, reveló a un fiscal que desmembró y enterró “al menos a 800 personas” en la finca Villa Sandra, en Putumayo. En La Macarena se anuncian investigaciones desde hace un año, cuando la Unidad de Exhumaciones de la Fiscalía en la ciudad de Villavicencio avisó que desplazaría equipos a la localidad para investigar las denuncias de los ciudadanos, incluso del sepulturero que habría visto enterrar los miles de NN entre 2002 y 2005.
Rockultural...Una tendencia que viene mostrando Colombia hace mucho tiempo, y está en sintonía con la relación genuflexa que lleva con el tio Sam y la oveja negra.
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