La cifra de fallecidos en las protestas en Libia se eleva por encima de las cien personas. El número real podría ser incluso mayor.
(Kaos en la Red)La cifra de fallecidos en las protestas en Libia se eleva por encima de las cien personas. Es el último cálculo facilitado por la organización de derechos humanos Human Rights Watch, con la que coincide Amnistía Internacional. El número real podría ser mayor, ya que, según recoge la información facilitada por la organización, la cifra es conservadora y se ha recopilado con entrevistas a testigos y personal de los hospitales. Otras fuentes hospitalarias hablan de más de 200 muertos debido a la represión en la ciudad de Bengasi -en el noreste del país-. Por contra, el Gobierno libio no ha facilitado ninguna cifra de heridos o muertos ni ha hecho ningún comentario sobre la violencia en el país.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, indicó ayer que tenía constancia de que solo en un hospital había 35 cadáveres. Quryna, el diario de Seif el Islam, el hijo de Gadafi, ha reconocido ya 24 muertos en Bengasi abatidos cuando intentaban asaltar comisarías y un cuartel. Amnistía Internacional ha asegurado que la mayoría de las víctimas habían sido alcanzadas por disparos en la cabeza y el pecho, lo que pondría de manifiesto el interés de las fuerzas de seguridad de tirar a matar.
La agencia Reuters cita testigos de la ciudad de Bengasi -donde se ha registrado lo peor de las protestas- que cuentan cómo los cuerpos armados retrocedieron ayer a una zona residencial fortificada en el centro de la ciudad, desde cuyos edificios estaban disparando a la gente que volvía a sus casas tras participar en las protestas por los asesinatos de días anteriores. "Aquí han matado a decenas de personas... Estamos en medio de una masacre", dijo un testigo del tiroteo, que añadió que había acompañado a algunas de las víctimas de los disparos al hospital de la ciudad. En este mismo hospital, un médico confirmó a la agencia que las víctimas tenían numerosas heridas producidas por rifles de alta velocidad.
Muamar el Gadafi optó ayer por reprimir las protestas libias con fuego de mortero y ametralladoras, según testigos citados por el canal de televisión Al Yazira. Las primeras imágenes que salen del país, vídeos caseros grabados por los propios manifestantes, muestran grupos armados persiguiendo a la gente y hombres cayendo por las balas. La brutal respuesta de los militares hizo que alrededor de 50 líderes religiosos apelaran a los soldados, que son musulmanes, para dejar de matar a sus conciudadanos. "Apelamos a cada musulmán que forme parte del régimen o esté asistiéndolo de alguna manera, a reconocer que la matanza de seres humanos inocentes está prohibida por nuestro Creador", reza el comunicado, lanzado por las autoridades religiosas de numerosas ciudades del oeste. "No mates a tus hermanas y hermanos. Para la masacre ahora".
Silencio de Gadafi
A pesar de los llamamientos, Gadafi impuso ayer un manto de silencio sobre su país y en el quinto día de protestas contra su régimen trascendieron aún menos informaciones que en días anteriores. En Libia no hay prensa internacional, como sí hubo en Egipto o en Túnez, para cubrir unas revueltas que los medios de comunicación locales prácticamente ignoran.
Gran parte de la información sale del país a través de las redes sociales, pero el viernes el régimen cortó el acceso a Twitter y a Facebook y ayer, a Internet, siguiendo el ejemplo de lo que hizo a principios de mes el presidente Hosni Mubarak en Egipto. Al Yazira, la televisión panárabe, no ha sido autorizada a entrar en Libia, pero ahora el régimen se esfuerza para que tampoco pueda ser vista en el país interfiriendo conla señal del satélite. Las escasas informaciones que salen del país se obtienen, en buena medida, a través de llamadas telefónicas o gracias, por ejemplo, a un vídeo sacado a escondidas por algún viajero.
Esta opacidad hace aún más difícil averiguar lo que de verdad sucede en el más próspero y menos poblado de los países del África mediterránea, pero también pone de relieve, junto con la despiadada represión, la determinación de Gadafi, que lleva ya casi 42 años en el poder, a convertirse a cualquier precio en un gobernante sempiterno.
Sí parece que Bengasi (1,09 millones de habitantes) y Al Baida (210.000 habitantes) han escapado, al menos parcialmente y durante largas horas, al control de las autoridades que, para amedrantar a la gente, colocan a francotiradores en los edificios cercanos a las protestas. También se abre fuego sobre la muchedumbre desde helicópteros.
Gadafi reprime pero, tan propenso como es a hablar en otras ocasiones, guarda silencio ante la mayor crisis que padece su régimen desde hace 42 años. La televisión libia sigue difundiendo, por quinto día consecutivo, imágenes de sus partidarios con retratos del líder y ensalzando sus virtudes.
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