(La Voz Entrerriana)
Por Alfredo Grande.
“Las internas abiertas, como las venas abiertas, desangran la lucha de la izquierda clasista y combativa. Por eso apenas son externas cerradas”
(Aforismo implicado)
“Zanola apeló a la CIDH. El sindicalista bancario Juan José Zanola, que está preso desde hace veinte meses en la causa de la mafia de los medicamentos, irá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para reclamar que lo liberen porque es “un perseguido político”. “Hemos recurrido a la CIDH por la persecución política a la que está siendo sometido Zanola, la vulneración de sus derechos humanos y las irregularidades de todo tipo que ha cometido el juez de la causa, Norberto Oyarbide”, aseguró su abogado, José Emilio Rodríguez Menéndez, quien aseguró que también reclamaron por la mujer de Zanola, Paula Aballay, y la ex directora del Policlínico Bancario Susana Fiona. Además de Zanola, está detenido y procesado el dueño de la droguería San Javier, Néstor Lorenzo, quien proveía los remedios a la obra social. Están procesados otros cinco funcionarios de la obra social bancaria.” Página 12 - 06/08/2011.
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(APe) La cultura represora no es solamente -aunque como hemos visto en Chile, Jujuy, Londres sigue vigente- la cultura de la represión. O sea: reprimir es desalojar, habitualmente en forma violenta. Pero la denominada autocensura, es un ejercicio silencioso de la represión, donde desalojamos de la conciencia todo aquello que no sea políticamente correcto. Aunque lo correcto sea un concepto incorrecto, una paradoja más gracias a las cuales el modelo vive, al desmentir a su fundante represor. Porque de esto se trata, más allá del barniz convencional donde todos dicen te quiero.
Salud, educación, vivienda, tierra, agua, aire, trabajo, comunicaciones, transporte... constituyen el límite desde el cual todo se abre, nada se cierra. Esa es la batalla que hay que dar. Solamente todo eso admite el remanido “para todos”. Por ejemplo: AYSA nos agota con ahorrar cada gota, informando lo que gastamos cada vez que botamos nuestras vergüenzas en el inodoro. Y el horror de quedarse sentado en un bidé más por placer que por higiene. Pero nada dice ni dirá de los megalitros que van para las mineras a cielo abierto y a ganancia cerrada. Por lo tanto la represión más barata no es tapar la verdad, sino tapar la mentira. La verdad puede ser dicha, total, se ha creado algo parecido a un neo escepticismo trasnacional y popular. Algunos descubren con horror adolescente las campañas mediáticas de la derecha vernácula y del fascismo de consorcio. Pero desde que tengo memoria y antes de que me abandone (digo la memoria) todo ha sido campaña mediática. “Asesinaron a Kennedy, murió el Che Guevara” fue un clásico para demostrar dime quién titula y te diré quién eres.
Pero si bien las campañas mediáticas están en todo, incluso en las internas abiertas de la república Argentina, no todo es campaña mediática. Como los delirios, las campañas tienen su núcleo de verdad. Lo que no significa, antes que me acusen de no ser políticamente correcto, que sean toda la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad. Incluso son lo opuesto: nada de verdad, mucho más que la verdad y todo más que la verdad. Pero el tema a pensar en toda política emancipatoria es cómo situar la batalla en el núcleo, no en los orbitales que fabrican desde TN hasta 6,7,8.
Nuevamente no he sido políticamente correcto, incluso me deslizo hacia la teoría de los dos demonios, ya tiene un apasionado lector de la Agencia otro motivo para adjudicarme otro accidente cerebro vascular. Espero que no sea el anuncio de otros accidentes que no parezcan accidentes. Decía que trato de no caer en la seducción mediática de los orbitales y pienso, aunque no sé si existo, solamente en el núcleo. Y entonces creo que progresismo más, nacionalismo menos, en esta Argentina de la democracia institucional y republicana, el núcleo construido por radicales, peronistas en sus diferentes tensiones, es la erradicación sin decretos, pero aumentando las necesidades y potenciando las urgencias, de la lucha de clases. O sea: no hay lucha porque se felicita a los enemigos, aunque ya me aclararon que no hay enemigos porque pensar eso es producto del odio que me consume. Y no hay clases porque todo es para todos. Sin clases que luchan apenas puede haber castas que pactan, incluso que pactan actos eleccionarios. Entonces las respuestas corporativas a las campañas mediáticas, por ejemplo con el tema de los sueños compartidos de Sergio Schoklender o los prostíbulos en las propiedades de Eugenio Zaffaroni, no se discute “la cosa en sí”. Se discute al servicio de qué conspiración mediática se denuncia.
Creo que Hebe de Bonafini está tan lejos de querer estafar con viviendas, Eugenio Zaffaroni de favorecer la trata, como yo puedo estarlo de Manu Ginóbili. Siguen siendo para mí dos luchadores y garantes de la lucha contra los despotismos. Dicho lo cual, nada cambia demasiado porque el núcleo de la denuncia debe ser investigado. Justamente, la defensa de Bonafini y Zaffaroni exige esa investigación, única manera de que la campaña mediática sea desprestigiada en su propio núcleo. O sea: cocinar al calamar en su tinta. Entonces Hebe aceptará que no son pelotudeces, (discurso en Plaza de Mayo) y Eugenio reconocerá que el tema no es que “gracias al escándalo no tendrá que pagar por el desalojo” (reportaje con Víctor Hugo Morales).
El núcleo de la campaña mediática sobre los sueños compartidos es discutir por qué el Estado no se ocupa de los problemas de vivienda y decide una tercerización, más allá y más acá de a quién terceriza. Y porque con todos los protocolos y acuerdos firmados, la trata no puede ser destruida. Ese es el núcleo que tenemos que discutir, y gracias a las paradojas de la cultura represora, la campaña mediática nos da la oportunidad de hacerlo. Entonces, sólo entonces, serlo, parecerlo y sostenerlo, serán una cosa y la misma cosa. Justamente porque esta democracia no garantiza la destrucción de los enemigos de la democracia. Quizá sea incluso al revés.
Las internas abiertas, como las venas, se abren a las grandes corporaciones partidarias. Los partidos que sostuvieron la lucha anticapitalista y anti imperialista en los tiempos de plomo de las dictaduras militares y de las democracias reaccionarias, necesitan de campañas por Twitter para llegar al piso de los 400.000 votos. Si no fuera hasta gracioso, y desde ya lo incluyo en mi próximo unipersonal, sería lamentable. Y más lamentable si, como todo parece indicarlo, funciona. Porque entonces alcanzar, arañar, implorar, suplicar por el 1,5% para tener el derecho de presentarse como opción genuina a la partidocracia burguesa, será una forma de legitimar esta ley proscriptiva que no sólo lleva agua para el propio molino, sino que pretende y seguramente conseguirá que sean pocos, muy pocos los molinos que queden. Y que ni siquiera serán molinos de pensamiento, ni de viento, sino los de cemento, o sea, los molinos corporativos.
La denostada partidocracia resucita de sus brasas, ya que nunca fue cenizas, situación que comienza cuando la transversalidad K se rinde al Partido Justicialista. Zanola pide el amparo de la CIDH, porque para él envenenar con medicamentos lo convierte en preso político. Esto solo sería posible si la política de la Bancaria es envenenar pacientes.
Los responsables de la masacre del puente Avellaneda siguen siendo candidatos, los de la masacre de Cromagnon también, los de la masacre de la empresa pública se han convertido a los tiempos actuales y por lo tanto no les tronará ningún escarmiento. Tres vicepresidentes que vienen, están y van para las derechas es demasiado precio para sostener el modelo. Pero claro: permiten prescindir de las campañas por Twitter para superar el 1,5.
La sangre derramada ha sido negociada y encuestada. Pero no solamente todo no está perdido, sino que algo ha sido encontrado. Aquellos que puedan prescindir de los orbitales de la fama, el dinero, el poder, tendrán el tesoro puro de buscar en la autogestión colectiva, el verdadero núcleo de la vida. Y serán sabios, porque sólo saben los que luchan. Y en ese núcleo encontraremos verdades, alegrías, tristezas, muchos recuerdos, algunas esperanzas, algunos proyectos, y algo que nadie ni nada podrá quitarnos: nuestros deseos.
La cultura represora nos da internas abiertas, pero nosotros abrimos nuestras vidas a las vidas con los otros. Seremos inmortales, y no habrá campaña mediática que nos calle. Por eso Salvador Allende sigue caminando en las calles de Santiago. Por eso.
PRIMERA PARTE: Click acá
www.pelotadetrapo.org.ar
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